INTERROGATIVAS
Corresponden a enunciados
que esperan respuesta verbal por parte
del interlocutor. Las dividimos en
los siguientes tipos:
· totales: donde el hablante
pregunta por todo el contenido, es decir, pretende saber si el predicado conviene
o no al sujeto. La respuesta sólo puede ser si o no o locuciones equivalentes:
¿Pedro viene?
¿Tienes ganas de dejar esto?
· parciales: donde se pregunta por un elemento del enunciado. El hablante solicita información sobre un hecho que conoce de modo incompleto; por esto construye la oración con un morfema interrogativo que el oyente es invitado a sustituir por la información requerida. La respuesta es un sintagma que contiene esa información: ¿Quién ha venido?
¿Cuándo nos vamos a casa?
Interrogativas negativas:
Aquí se ha neutralizado la oposición afirmación/negación. La diferencia es simplemente estilística: al emplear la forma negativa indicamos que esperamos respuesta afirmativa:
¿No te apetece una caña?
¿No tenías un hermano cura?
Interrogativas que no son tales:
Aunque formalmente son interrogativas, no son verdaderas interrogaciones:
· interrogativas retóricas: que son preguntas que no esperan respuesta alguna; las consideramos más bien un recurso estilístico. Pertenecen a una función expresiva del lenguaje y equivalen a exclamaciones:
¿Esas flores dónde están? ¿dónde han quedado?
En qué campo, diganme, se marchitaron
· interrogativas equivalentes a mandatos: y solicitan del oyente una respuesta no verbal; generalmente, cuando pedimos algo de una “forma indirecta”:
¿Tiene fuego?
Interrogativas indirectas:
Al hacer depender una oración interrogativa de un verbo de lengua o entendimiento, se origina una oración compuesta denominada interrogativa indirecta:
¿Viene Pedro? Ignoro si viene Pedro
¿Cuánto vale?
Te pregunto cuánto vale